El poder curativo de la comunidad es fundamental en el proceso de recuperación del trauma. Cuando nos encontramos rodeados de personas de confianza y seguras, se crea un espacio de comprensión, compasión y apoyo que puede ser verdaderamente sanador. Nuestros sistemas nerviosos se comunican entre sí, en un telar invisible se sincronizan, permitiéndonos sentirnos escuchados, comprendidos y acompañados en nuestro proceso de sanación interior

hacia el bienestar emocional.

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El trabajo terapéutico en grupo es una herramienta poderosa. Al sentirnos acompañados, comprendidos y apoyados por una comunidad de confianza, podemos encontrar la fuerza y la resiliencia necesarias para sanar y reconstruir nuestras vidas.

La conexión y el sentido de pertenencia que se genera en el grupo pueden ser de mucha ayuda para superar los desafíos del trauma y encontrar el camino hacia la sanación.